El
Parque Nacional Galápagos abarca aproximadamente 7.970 kilómetros cuadrados, lo
que corresponde únicamente a su parte terrestre.
La
belleza natural de las islas, la diversidad y singularidad de especies que
alberga, su origen volcánico, su dinámica geológica con permanentes cambios y
variedad de formaciones; el ser considerado un laboratorio vivo de procesos
evolutivos aún en marcha, sumado a que dio cabida para el desarrollo de un gran
número de especies tanto animales como vegetales que no existen en ningún otro
lugar del mundo, convierten a Galápagos en un sitio muy singular y de
importancia mundial para la herencia común de la humanidad.
En
Galápagos, solo 5 islas tienen algún tipo de asentamiento humano que, por lo
general, son las más grandes del archipiélago y que cuentan con recursos
naturales que sustenten la vida y el desarrollo de las comunidades que alberga.
De esta
manera las 330 islas, islotes y rocas se las ha dividido en:
Zona de
Protección Absoluta, que se refiere a áreas
prístinas o casi prístinas, libres de impactos conocidos de origen humano;
Zona de
Conservación y Restauración de Ecosistemas,
son áreas que manifiestan cierto grado de alteración con presencia o no de
organismos introducidos o impactos humanos.
Zona de
Reducción de Impactos, constituyen las áreas
periféricas del parque nacional con un importante grado de alteración, situadas
en las zonas adyacentes a las áreas urbanas o agropecuarias.
La
flora y fauna endémica y nativa únicas en el mundo, convierten a las islas
Galápagos en un lugar excepcional. Más de 45 especies de aves endémicas, 42 de
reptiles, 15 de mamíferos y 79 de peces, viven en Galápagos y conviven
armónicamente con el ser humano. Las islas Galápagos también cuentan con una rica
variedad de flora endémica, que alcanzan las 500 especies entre plantas
vasculares, briofitas y algas.
Las
especies más representativas del Parque Nacional Galápagos son las tortugas
gigantes, las que le dan su nombre al archipiélago. Inicialmente existían 14
especies de tortugas, pero la depredación humana de la que fueron víctimas en
el siglo XVIII por parte de piratas y balleneros, provocaron la extinción de 3
especies, y las constantes erupciones del volcán La Cumbre, en Fernandina acabó
también con la especie de esta isla, de forma natural.
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